domingo, 16 de diciembre de 2012

Cementerio gótico de Comillas

Uno de los elementos más pintorescos del paisaje de Comillas es su camposanto. Situado en un altozano que mira al mar, ocupa el espacio de la que en su día fuera iglesia parroquial, obra de fines del siglo XV o comienzos del XVI. Su extraño aspecto de ruina gótica y la magnífica escultura del Angel Guardián que remata sus muros, hacen de este cementerio el más original de Cantabria.
 
Cuenta la tradición, que el templo donde actualmente se sitúa el cementerio fue abandonado por la población tras un percance suscitado durante la misa mayor de un domingo entre varios vecinos y el administrador del duque del Infantado, por la cesión de unos asientos reservados.
 
El conflicto debió ser importante, pues el regidor de la villa, bajo juramento, acordó con sus convecinos construir un nuevo templo en el que no existieran privilegios. La construcción de la nueva parroquia se comenzó veinticinco años después. Durante este tiempo, los oficios religiosos se celebraron en la ermita de San Juan, situada en el lugar que ocupa el edificio de la Casa de la Villa.
 
Con el tiempo, la antigua parroquia fue reutilizada como cementerio. En 1893, ante la necesidad de aumentar el espacio de enterramientos, se encarga al arquitecto Luis Domenech i Montaner la ampliación del recinto.
 
Nacido en Barcelona en 1850, Luis Domenech fue el introductor de la estética modernista en su ciudad, donde proyectó obras tan importantes como el Palacio de la Música o el Hospital de San Pablo. Muy vinculado a Comillas por su relación con el marquesado, dejó en la villa marinera varias muestras de su gran creatividad como la fuente de los Tres Caños, el monumento a Antonio López y López, la portalada de acceso y múltiples detalles ornamentales de la Universidad Pontificia, así como varios mausoleos en la Capilla de Sobrellano.
 
En la ampliación del camposanto, mantuvo con acertado criterio las ruinas del antiguo templo, circundándolo con un alto tapial de mampostería rematado con pináculos. Para el acceso al recinto diseñó una magnífica portalada con su reja de hierro. En el interior existen excelentes mausoleos entre los que destaca el de la familia del Piélago, proyectado por el propio Domenech y realizado por el destacado escultor barcelonés José Llimona Bruguera (1864-1934), autor que también esculpe, entre 1894 y 1895, uno de los símbolos de Comillas, el monumental "Angel Guardián" de mármol, que se sitúa sobre los muros de la nave de la antigua iglesia, en un lugar inverosímil, desde donde recorta su figura sobre el cielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario