A principios de 1945, las fuerzas soviéticas avanzaban hacia
Alemania desde el Este, empujando no sólo al ejército alemán, sino también a un
gran número de refugiados que huían de las hordas rusas. Fue en este contexto en
el que los Aliados se embarcaron en una política de bombardeos sobre ciudades
alemanas, siendo los objetivos principales Berlín, Leipzig y Dresde. De estas
ciudades, Dresde era por aquel entonces la menos industrializada. Era una ciudad
histórica en la que estaban muchos de los más hermosos edificios del
Renacimiento, del Barroco y de una mezcla de esas épocas en inmuebles edificados
a fines de la Edad Media y poseedora de maravillosos tesoros culturales. Había
también zonas industriales pero la función de la ciudad principalmente era la
administrativa, a la vez que era un centro de transportes y
comunicaciones.
En dos noches consecutivas, la del 13 y la del 14 de febrero de 1945, los aparatos británicos llevaron a cabo bombardeos masivos sobre Dresde, siendo el objetivo el centro histórico de la ciudad. El daño en términos de pérdida de vidas y destrucción de propiedades fue catastrófico: hubo un elevadísimo número de víctimas, siendo la mayoría civiles habitantes de la ciudad y refugiados, y unos 15 kilómetros cuadrados del centro de la ciudad fueron totalmente arrasados.
La Altstadt ardió completamente en su mayor parte; en algunos casos se mantuvieron las paredes exteriores de unos pocos edificios terriblemente dañados. El arrabal Johannstadt y el del sudeste ardieron o fueron destrozados en gran medida. Entre las calles Schandauer Strasse y Bodenbacher Strasse quedaron completamente destruidas unas 800 casas en las que había unas 7.000 viviendas. El ataque aéreo arrasó muchos monumentos irremplazables del Barroco tardío de la “Florencia del Elba” (como se le conoce a Dresde), entre otros la Semperoper, la Frauenkirche, el Palacio de Dresde, la iglesia de Santa Sofía y el Palacio Zwinger. No hubo reconstrucción después de la II Guerra Mundial, ya que Dresde pasó a formar parte de la República Democrática Alemana (RDA), ignorando los comunistas los monumentos destrozados y dejando caerse muchos de ellos (como la iglesia de Santa Sofía, la calle Grosse Meissner Strasse, el Sekundogenitur y otras) reforzando con ello la impresión de devastación absoluta del centro de la ciudad.
En las zonas habitadas, sobre un total de 222.000 pisos, en mayo de 1945 se contabilizaron de 60.000 a 75.000 completamente destruidos. Unos 18.000 estaban seriamente dañados y solamente unos 81.000 habían sufrido pocos daños. Las líneas eléctricas quedaron destruidas en un 75%, las calles llenas de escombros y grandes cráteres en el suelo debido a las bombas. Todos los puentes sobre el Elba quedaron terriblemente dañados. El centro de la ciudad, como nudo de comunicaciones de la circulación, quedó intransitable. La mayoría de fábricas tuvieron que parar su producción, o bien por estar destruidas o muy dañadas, o porque muchos de sus trabajadores habían muerto o bien porque no podían llegar de ninguna manera a sus puestos de trabajo. Quedaron interrumpidos los servicios de gas, agua y electricidad.
El bombardeo a Dresde fue inútil desde el punto de vista estratégico y militar, resultando un mero acto de venganza, realizado sobre la población civil. Sin embargo, los vencedores no tuvieron su “Nuremberg”. Aquí no hay dudas, ni revisiones posibles, más de 135.000 víctimas y familiares, esperan justicia y el reconocimiento por parte de los vencedores del error que supuso aquella acción criminal.
En dos noches consecutivas, la del 13 y la del 14 de febrero de 1945, los aparatos británicos llevaron a cabo bombardeos masivos sobre Dresde, siendo el objetivo el centro histórico de la ciudad. El daño en términos de pérdida de vidas y destrucción de propiedades fue catastrófico: hubo un elevadísimo número de víctimas, siendo la mayoría civiles habitantes de la ciudad y refugiados, y unos 15 kilómetros cuadrados del centro de la ciudad fueron totalmente arrasados.
La Altstadt ardió completamente en su mayor parte; en algunos casos se mantuvieron las paredes exteriores de unos pocos edificios terriblemente dañados. El arrabal Johannstadt y el del sudeste ardieron o fueron destrozados en gran medida. Entre las calles Schandauer Strasse y Bodenbacher Strasse quedaron completamente destruidas unas 800 casas en las que había unas 7.000 viviendas. El ataque aéreo arrasó muchos monumentos irremplazables del Barroco tardío de la “Florencia del Elba” (como se le conoce a Dresde), entre otros la Semperoper, la Frauenkirche, el Palacio de Dresde, la iglesia de Santa Sofía y el Palacio Zwinger. No hubo reconstrucción después de la II Guerra Mundial, ya que Dresde pasó a formar parte de la República Democrática Alemana (RDA), ignorando los comunistas los monumentos destrozados y dejando caerse muchos de ellos (como la iglesia de Santa Sofía, la calle Grosse Meissner Strasse, el Sekundogenitur y otras) reforzando con ello la impresión de devastación absoluta del centro de la ciudad.
En las zonas habitadas, sobre un total de 222.000 pisos, en mayo de 1945 se contabilizaron de 60.000 a 75.000 completamente destruidos. Unos 18.000 estaban seriamente dañados y solamente unos 81.000 habían sufrido pocos daños. Las líneas eléctricas quedaron destruidas en un 75%, las calles llenas de escombros y grandes cráteres en el suelo debido a las bombas. Todos los puentes sobre el Elba quedaron terriblemente dañados. El centro de la ciudad, como nudo de comunicaciones de la circulación, quedó intransitable. La mayoría de fábricas tuvieron que parar su producción, o bien por estar destruidas o muy dañadas, o porque muchos de sus trabajadores habían muerto o bien porque no podían llegar de ninguna manera a sus puestos de trabajo. Quedaron interrumpidos los servicios de gas, agua y electricidad.
El bombardeo a Dresde fue inútil desde el punto de vista estratégico y militar, resultando un mero acto de venganza, realizado sobre la población civil. Sin embargo, los vencedores no tuvieron su “Nuremberg”. Aquí no hay dudas, ni revisiones posibles, más de 135.000 víctimas y familiares, esperan justicia y el reconocimiento por parte de los vencedores del error que supuso aquella acción criminal.
No, Dresde no olvida. Como tampoco olvidan Guernica, Barcelona, Varsovia, Amsterdam, Londres, Conventry.
ResponderEliminarQuien siembra vientos, acaba recogiendo tempestades de acero.
Un saludo