
Su presencia está también patente en importantes leyendas del acervo
germánico como el Beowulf, la Nibelungenlied o la Kudrunslied.
Los
berserkr fueron muy valorados como guerreros, formando parte de la elite militar
de la época, estando al servicio directo de reyes y grandes señores
escandinavos, pero también formando parte de los séquitos de otros grandes
señores germanos, siendo partícipes de similares iniciaciones guerreras y
haciendo suyo el principio de fidelidad inquebrantable a su caudillo: "el jefe
combate por la victoria y los compañeros por el jefe".
Sin embargo,
llama la atención que un aparentemente simple mortal pudiera convertirse en oso
o lobo y ser invulnerable a los golpes de sus demás congéneres. ¿Cómo y por qué
se producía esta transformación?, ¿Por qué solo unos pocos podían hacerlo?
Se decía que este tipo de guerreros estaban tocados por la punta de la
lanza de Odín.
Odín, entre muchas otras funciones y representaciones,
merece ser destacado en cuanto a lo que atañe a esta introducción, por ser el
señor del Valhalla, lugar donde van los héroes que mueren en el combate. El dios
no abandona a sus guerreros y envía a las valquirias a recogerlos y llevarlos a
su morada donde serán en adelante einherjar, y donde seguirán guerreando entre
ellos a la espera de la batalla final en la que formando parte de la "horda
furiosa" de Odín combatirán contra las irremediables fuerzas del Caos en el
Ragnarok, fieles hasta el final.
La presente obra de Eduardo Velasco
supone un documentado recorrido por el antiguo mundo de los valerosos e
indomables hombres del Norte así como por una parte altamente interesante y no
tan conocida de los mismos, el temido furor de aquellos invencibles guerreros de
Odín a quienes el fuego no podía quemar ni el acero traspasar. Habían vencido
los límites.
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