miércoles, 8 de agosto de 2012

Sindicalismo Revolucionario: Maurras y Sorel

Muchas veces he dicho y escrito, que la Argentina fue la capital del exilio europeo. Aquí llegaron hombres que habiendo perdido su patria, no resignaron su fortaleza espiritual. Jacques De Mahieu fue uno de ellos. Es difícil consignar sus datos biográficos, porque en ultramar todos nos convertimos en otros y la lejanía nos hace casi invisibles.

Cuando propios y extraños dicen que De Mahieu fue un nazi francés se equivocan. De Mahieu defendió Europa, eso es muy cierto (¿Qué otra cosa querían que hiciera?) pero fue mucho más de lo que dicen los torpes y los enemigos.

Cuando De Mahieu llegó a la Argentina, su Europa había muerto. No así esa patria mítica que siempre se llamara Europa para todos noso­tros. En ese sentido, los desterrados resultaron ser unos adelantados en la lucha global.

De Mahieu aceptó su destino sudamericano, Europa debe recordar que ese fue el destino de muchos de sus grandes hombres. Cuando murió, Jacques De Mahieu era argentino y peronista, además de un antropólogo francés y un europeo.

La antropología de De Mahieu unió América y Europa por medio de investigaciones originales. Vikingos y templarios tuvieron por medio de ellas mucho más que ver con América. El libro que prologamos pertenece a la otra parte de su obra, la de la filosofía política.

[del prólogo de Juan Pablo Vitali]

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