domingo, 18 de marzo de 2012

Hernán Cortés. La conquista de la Nueva España


Nació de Medellín (Badajoz) en 1485. De linaje noble, aunque no rico, estudió durante un tiempo latín, gramática y leyes en la Universidad de Salamanca, pero no llegó a graduarse. Intentó embarcar para Isla Española en la expedición de Ovando, pero un accidente sufrido en una aventura galante se lo impidió. Al cabo de dos años pudo, por fin, trasladarse a aquella, y llegó a ser escribano de la Villa de Azúa. Desde la Española partió a la conquista de la isla de Cuba a las órdenes de su pariente, Nicolás de Ovando, y de Diego Velázquez de Cuéllar. Por sus dotes personales y su arrojo supo ganarse la confianza de Diego Velázquez, que le nombró su secretario en 1511, y posteriormente alcalde de la ciudad de Santiago de Cuba, recién fundada por los españoles.

Diego Velázquez le confió una expedición a Yucatán con la misión de reconocer aquellos territorios. Sin embargo prestando oídos a quienes le prevenían contra las argucias de su ambicioso amigo y protegido le envió un emisario con la orden de abandonar el mando de la expedición. Informado con tiempo Cortés forzó la partida y el 10 de febrero de 1519 salió a la conquista de Anáhuac o México. Siguiendo la misma ruta que Grijalba, al cabo de 10 días llegó a la isla de Cozumel, donde supo atraerse a los indígenas. Prosiguió su marcha y alcanzó Tabasco, donde libró la primera batalla en suelo mexicano, derrotando a los indígenas gracias al valor de sus hombres y al espanto que los caballos, animales antes nunca vistos, infundían a los nativos.

Los tabasqueños reconocieron la sobenaría del rey de España y ofrecieron tributos a Cortés. Desde allí el extremeño marchó a San Juan de Ulúa, donde fundó Villarrica de la Vera Cruz. Fue entonces cuando tuvo noticia de la existencia de un rico y poderoso imperio, el azteca, que tenía sojuzgadas a las demás ciudades de México, y tras celebrar consejo con sus capitanes decidió marchar sobre él.

Sublevó a los totonecas de Cempoala, contra sus amos aztecas y venció en varios combates a los valientes tlaxcaltecas, quienes terminaron aceptando sus condiciones de paz y alianza. Reanudada la marcha los conquistadores se presentaron ante los muros de la ciudad sagrada de Cholula, ordenando Cortés a sus hombres y aliados indígenas el asalto y saqueo de la ciudad.

El 8 de noviembre de 1519 los conquistadores entraron en la capital azteca: Tenochtitlán, siendo recibidos por el emperador Moctezuma en persona. Fueron alojados en un gran edificio, pero, transcurridos unos días, se enteraron de una conjura azteca destinada a expulsarles de la ciudad. Tomaron prisionero al emperador, que se convirtió en el instrumento de que se valieron los españoles para mantenerse en la corte azteca.

Por culpa de Pedro de Alvarado, quien, llevado por los nervios y convencido de que los aztecas planeaban una nueva conjura, ordenó pasar a cuchillo a algunos notables del imperio durante la celebración de uno de sus ritos religiosos, millares de indígenas en actitud amenazante hostilizaron a los españoles. El envío de Moctezuma por parte de Cortés para que calmara a su pueblo no surtió efecto (Moctezuma murió en el intento) y el conquistador decidió buscar la salvación en la huida. No obstante, la maniobra fue descubierta y los mexicanos atacaron a los fugitivos, muriendo muchos de ellos: aquella sangrienta retirada es recordada en los anales de la historia con el nombre de "la noche triste".

Cortés consiguió rehacer su ejército y en octubre del mismo año inició su segunda marcha sobre México. Tras un largo sitio y una sangriente lucha cuerpo a cuerpo, calle por calle, casa por casa, el nuevo jefe azteca Guatemotzin, fue capturado y Tenochtitlán cayó definitivamente.

Cortés fue nombrado capitán general y gobernador de Nueva España. Envió exploraciones que incorporaron al imperio los territorios de Guatemala y Honduras.

Acusado de varios cargos por los enviados del rey, fue desposeído de sus títulos y obligado a regresar a España en 1528. Carlos I le recibió con honores y le nombró marqués del valle de Oaxaca, pero sin atribuirle funciones gubernativas. Limitado en sus poderes Cortés regresó a México en 1530, exploró la costa del Pacífico y descubrió las costas de la Baja California en 1536. Regresó definitivamente a España en 1540, y deseoso de recobrar el favor de Carlos I siguió al emperador en su expedición a Argel. En el naufragio que sufrió en esta aventura perdió la mayor parte de sus bienes, y tras ello todavía languideció en la corte durante seis años esperando el reconocimiento de sus reclamaciones. Siguió viviendo con cierto desahogo durante unos años hasta que, amargado y decepcionado, murió en Castilleja de la Cuesta, cerca de Sevilla, el 2 de diciembre de 1547. Trasladados sus restos a los conventos franciscanos de Tezcuco (1562) y Ciudad de México, desaparecieron en el año 1823 de este último lugar.

Hernán Cortés fue un escritor de estilo fácil y vivaz, hasta el punto que sus cartas y descripciones le hacen acreedor a figurar en un primer término entre los cronistas de la epopeya americana. las cartas reunidas en este volumen conforman una relación de la conquista de México, realizada por Hernán Cortés y sus hombres. Tomadas de un códice de la Biblioteca Imperial de Viena, estas larguísimas cartas, enviadas por el autor a sus reyes, recogen una de las más trascendentales epopeyas de la historia de la humanidad.

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