miércoles, 25 de abril de 2012

La disciplina verdadera

Hay una disciplina que se puede comprar y forzar con promesas y premios o por castigos, y hay una disciplina que es voluntaria. ¡Sólo ésta tiene valor! Si el canalla interior quiere rebelarse contra una subordinación voluntaria, depende de tí librar esta lucha y ganarla. La disciplina de una tropa es siempre la imagen reflejada de su conductor. Será voluntaria si el conductor sabe conquistarse la confianza y el amor de sus hombres. Para esto él mismo debe ser ejemplo. Si quizás todos sus hombres faltan, él debe marchar adelante y ser ejemplo luminoso. Si no pueden superar el canalla interior, la desobediencia y la rebeldía, debe arrancarlos de la profundidad sorda de la frustración. Respeto deben sentir los hombres. Entonces representarán, en voluntaria subordinación, un séquito que en todo momento es capaz de atravesar el fuego. La disciplina no es tanto un asunto de los subordinados como de los conductores. Ni el hombre débil ni el hombre bruto pueden ganar los corazones y lograr la subordinación voluntaria, que se basa única y exclusivamente sobre la confianza firme como una roca en el conductor y en la fe imperturbable en él.

Es cierto que la disciplina puede ser inculcada con severo ejercicio. Pero el ejercicio siempre puede ser sólo un medio auxiliar. La verdadera disciplina sólo se puede producir cuando a las formas exteriores del ejercicio se une el inculcarla mediante la enseñanza de cualidades morales. Estás parado en el frente, camarada. Tu conductor te recrimina sin fundamento de cualquier ruindad. La sangre te empieza a arder de indignación. Sientes el desprecio de los camaradas. ¡Por Dios! Es tremendamente difícil no perder el tino. Pero tú callas, estás firme como de hierro, no porque temes el castigo, sino porque sientes en ti la obligación por la disciplina. Más tarde vas en busca de tu conductor, lo esclareces en forma tranquila y cortés. En cuanto se haya convencido de tu falta de culpabilidad no dejará de absolverte delante del frente. Por la disciplina y con ello por la comunidad debes callar a veces o actuar en contradicción con tu opinión personal. Lo debes hacer porque tú no eres nada, la comunidad es todo.

Breviario politico.

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